Éste ilustrísimo venezolano nace en la ciudad de Cumaná el 3 de febrero de 1795 en el seno de una familia distinguida y representativa de la sociedad de finales del siglo XVIII. Poco se conoce sobre su infancia y su educación inicial, pero algunos acontecimientos en este tiempo podrían haber marcado su íntegra personalidad. En 1808, a la edad de 13 años, es trasladado a la ciudad de Caracas para continuar con su educación, iniciando estudios de ingeniería militar y matemáticas, y luego de dos años, regresa a su natal Cumaná como cadete de la Compañía de Húsares de Fernando VII.
Las acciones revolucionarias de abril de 1810 con la conformación de la Junta de Caracas, hacen que la mayoría de las provincias de la Capitanía General de Venezuela, se unan a la causa y establezcan juntas similares. La provincia de Cumaná fue una de ellas. El joven Sucre fue nombrado por esta Junta como Subteniente del Cuerpo de Milicias Regladas del Ejército de Oriente y luego, la Junta de Caracas le confiere el cargo de subteniente del Cuerpo de Ingenieros Militares. En 1811, su padre es nombrado presidente ejecutivo de Cumaná y por su lado, Sucre es nombrado Comandante del Cuerpo de Ingenieros con el objetivo de defender los puertos de Margarita. Además, se incorpora al Estado Mayor de Francisco de Miranda como oficial y participa en las Campañas de Barcelona y del Centro.
Tras la caída de la llamada Primera República en 1812, Sucre regresa a Cumaná y en 1813 se une rápidamente a la Campaña de Oriente, acompañando a Santiago Mariño a la sorprendente campaña de liberar todo ese lado del territorio. Desde principios de su adolescencia su vida estuvo signada por las armas y así fue concibiendo su pasión por la vida castrense. Así vemos un Sucre que fue forjando sus dotes de gran militar, ocupó cargos que lo caracterizaron por sus cualidades diplomáticas, bondadosas y de rectitud. Los últimos años de su vida, han sido catalogados de gran beneficio y brillantez para la causa republicana. Entre importantes y decisivas batallas, comandó las victorias de Pichincha (1822) y Ayacucho (1824) esta última le hizo merecedor, por parte de Bolívar, del título de Gran Mariscal de Ayacucho. En 1825, tras la liberación del Perú y la independencia del Alto Perú, donde se conforma la República de Bolivia, Sucre es nombrado como su primer presidente. Ese mismo año, el libertador Simón Bolívar, su primer biógrafo, señaló lo siguiente: “El general Sucre sirvió al Estado Mayor General del Ejército de Oriente desde el año de 14 hasta el de 17, siempre con aquel celo, talento y conocimientos que lo han distinguido tanto. Él era el alma del ejército en que servía. El metodizaba todo, él lo dirigía todo, más, con esa modestia, con esa gracia, con que hermosea cuanto ejecuta. En medio de las combustiones que necesariamente nacen de la guerra y de la revolución, el general Sucre se hallaba frecuentemente de mediador, de consejo, de guía, sin perder nunca de vista la buena causa y el buen camino. Él era el azote del desorden y, sin embargo, el amigo de todos…”
Luego de cumplir con diversas misiones políticas y administrativas, entre 1826 y 1830, Sucre debe enfrentar junto con Bolívar, la crisis en la que se ven afectadas las nuevas Repúblicas, a partir de la lucha de intereses de los enemigos de la integración colombiana y del proyecto bolivariano. Debe resistir sublevaciones, fricciones internas y dirigir luchas para evitar el desmembramiento de lo logrado hasta el momento. En 1828 contrajo matrimonio en Quito y en 1830 es designado presidente del Congreso Admirable, instancia creada para evitar las conspiraciones separatistas, pero casi nada podría hacer, pues el 4 de junio de 1830 es asesinado en las montañas de Berruecos por los mismos traidores. Su muerte significó un severo golpe para el Libertador, pues Sucre se perfilaba como su indiscutible sucesor, peor aún, habían asesinado a su fiel y leal amigo. Pese a éste trágico hecho, Sucre dejó un legado incuestionable de arrojo y entrega que le ha permitido darle su justo valor en la historia venezolana. Al estudiar los hechos y acontecimientos que marcaron el proceso independentista suramericano, hallaremos como las ejecutorias de Sucre destacan en cada uno de sus puntos definitorios. Su ascendiente moral, su lealtad irrebatible, su pasión castrense, sus cualidades de estratega, sus dotes de justicia y magnanimidad, su desprendimiento a los intereses políticos, su defensa a la causa americana y a la libertad, y sobre todo su amistad absoluta e incondicional, hacen de este insigne personaje uno de los próceres más completos de la independencia.
Tu heroísmo trascendió las glorias
de grandes batallas ganadas,
lideraste formidables ejércitos
en andes y en explanadas,
Ni la bala traicionera
pudo arrebatar tu luz,
por siempre serás para el mundo
el Libertador del Sur!
a la diestra de Bolívar,
guardaste máxima lealtad,
tu nombre y tus épicas gestas
remontarán a la eternidad!
PEDRO LUIS YAUQUES LÓPEZ
XXIV/1983