La revista digital de los Ex alumnos Licmilaya

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Nuestro período de campo: 7 días en campaña de la promoción XXXI en 1989

Intro

Ninguno de nosotros sabía que esperar, aqui estabamos todos a primera hora de la mañana, madrugando como cualquier otro dia, pero esta vez formados para abordar los autobuses, con traje de campaña verde, y full equipados, incluyendo en el caso de los varones, la media carpa de campaña. Las alumnas por su lado también tienen bolsos llenos de cualquier cantidad de cosas que serían necesarias esta semana. Y así empezó nuestro periodo de campo en 1989.

Antecedentes

Apenas acabamos de terminar las clases de 4to año y recibí el control del batallón de forma tradicional en el acto de graduación de la promoción XXX. En cuyo acto me tocó ser parte de la escolta de bandera que recibió el estandarte en símbolo de cambio de mando.

El primer dia

Si mi memoria no me traiciona, fue en el fuerte Guaicaipuro donde hicimos el periodo de campo, el trayecto fue relativamente rápido, una vez allí cada quien se formó en escuadras, y empezamos la marcha vía a nuestro campamento. La moral era alta, había mucho ánimo, pero horas pasaron y aun seguiamos caminando, ya para ese momento el ánimo empezaba a amilanar. El calor era impresionante, y nosotros llevábamos nuestra carga y en algunos casos el morral y el fusil de nuestras compañeras que ya desfallecen del largo trayecto. Empezamos a subir una leve colina y se rumoraba que al pasarla vendría el campamento por lo que muchos empezaron a  apretar el paso. Al llegar a la colina venía una bajada un poco pronunciada y al final de ella se veía a uno de los oficiales del liceo a lo lejos.Esto nos alentó a seguir porque parecía que el final estaba a punto de llegar. Y efectivamente el acto final estaba ya en acción ….Un sonido similar a un silbido se empezó  a escuchar a lo lejos, a nuestras espaldas, así como un fuerte sonido de botas militares a trote. No los vimos venir, solo los vimos pasar, un grupo de soldados con unas latas de aceite llenas de agujeros y agarradas por unos alambres, de ellas salía a presión un humo blanco que iba llenando el ambiente de una penumbra misteriosa que nunca habíamos visto ni sentido. El nombre de esas latas (FIFI) y estaban llenas de bombas lacrimógenas . Segundos faltaron para darnos cuentas lo que había pasado y empezó el pánico a apoderarse de todos, algunos saltaron a los lados de la carretera, otros corrieron al frente para llegar al campamento, yo y mi escuadra fuimos de los que nos fuimos a los lados, y entre ramas, alambradas y golpes nos hicimos paso hasta llegar como pudimos al campamento. Así empezó nuestra primera aventura.

El campamento

Lo que quedaba del primer día lo dedicamos a armar el campamento, que solo tenía armado el comedor y las carpas de las alumnas y los baños. De resto todo lo demás incluyendo nuestras carpas binomios teniamos que armarlas nosotros, y coordinar la apertura de las zanjas para los desagües en caso de lluvia. (cosa que prácticamente ocurrió todas las noches)

Las comidas

Las comidas fueron agradables, aunque debo reconocer que en este caso fueron más grasientas de lo normal, creo que esas calorías de más nos hacían falta porque todos los días eran de plena actividad.

A Diario

Hicimos las canchas de exploración y patrullaje, de primeros auxilios, de infiltración, prácticas de tiro y la verdad fueron bien reales y creo que comimos tantas bombas que al final ya estábamos medio inmunes.

En las noches

Y para esos que creen que éramos muchachos e inocentes, pues se equivocan, algunos conseguimos sobornar a los policías militares y conseguir una botellita de ron y cigarrillos y nos agrupamos unos 6 a 8 entre alumnos y alumnas y nos reunimos en las noches para echar cuentos mientras los que montaban guardia nos hacían la segunda.

El acto

El último día hicieron un acto y nos entregaron la insignia que llevamos con gusto por el resto del 5to año como prueba que hicimos el periodo de campo. Y nos dejaron usar por primera vez el uniforme camuflado que para esa época era solo de uso para el curso ayacucho.

La celebración

Al salir fui al restaurante la gente me veía raro pero lo que más me llamó la atención es que decían que olía a guaral de pescador! Y claro como no oler mal, El lugar donde lavamos la ropa, inclusive la ropa interior, el menaje, nos afeitamos, cepillamos los dientes, en fin el único reservorio de agua que teníamos los alumnos varones en el campamento se contaminó, por lo que más bien debemos dar gracias a dios porque de allí pudo salir hasta la cepa original del actual covid. Estoy casi seguro que esa zona quedó radiactiva después de nuestra visita. Lo que sí les puedo asegurar es que a pesar de todo, los miembros de la promoción XXXI disfrutamos al máximo ese periodo de campo, nos unió mucho, y cada uno lo recuerda como si fuera el primer día. Sabemos que un periodo de campo no es ni el 0.01% de lo que una guerra real sería, pero al menos pudimos vivir una simulación que nos mostró lo difícil que es estar en el ejército y trabajar en equipo para lograr las cosas. Creo que en nombre de mi promoción le doy las gracias a todos esos oficiales que nos guiaron en esos días. Dios y patria ciencia y deportes.

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