La revista digital de los Ex alumnos Licmilaya

revista digital de los Ex alumnos Licmilaya

¿Quién fue realmente Sucre?

Antonio José de Sucre fue un brillante militar de principios del siglo XIX, venezolano, que desarrollo una admirable carrera militar en gran parte de América del Sur, y que también desempeñó diversos cargos políticos en la región.

Vino al mundo en Cumaná el 3 de febrero de 1795, provincia española de ultramar llamada Nueva Andalucía, en la Capitanía General de Venezuela.

Aristócrata por los cuatro costados, hijo de un oficial del ejército español, naturalmente siguió la carrera de las armas. En Caracas, ingresó a la Academia de Ingeniería Militar dirigida por el coronel español Antonio Mires, egresó con el título de Ingeniero Militar. En 1809, con su hermano Pedro sentó plaza en los Húsares Nobles de Fernando VII, creada por Juan Manuel Cajigal y Niño, gobernador de Cumaná.

Sigue a Francisco de Miranda, quien lo asciende a teniente, recibe su bautismo de fuego en la Batalla de La Victoria, el 20 de junio de 1.812, donde derrotan gravemente al Capitán de Navío Domingo Monteverde. Se desarrolla como ingeniero militar hasta la caída de la I República. Participa en la Expedición de Chacachacare, con Santiago Mariño, Manuel Piar, Francisco Bermúdez, en enero de 1913, se baten y liberan el Oriente, enfrentando el grueso de las fuerzas realistas, dejando el Occidente desguarnecido, que facilitó el éxito de la Campaña Admirable, cuatro meses después.

Nacen dos cuasi repúblicas, Oriental, gobernada por Mariño y Central, gobernada por Bolívar. La primera colaboración entre ambos jefes fue cuando Mariño acude con el ejército de Oriente al rescate de Bolívar, sitiado en San Mateo, enfrenta a Boves en Bocachica, derrotándolo y liberando la presión sobre San Mateo. Unidos Bolívar y Mariño son derrotados por Boves en la 2da Batalla de la Puerta y con ellos cae la II República.

Sucre va a Cartagena, donde brilla como ingeniero militar, reforzando las defensas y en la defensa del Castillo de la Popa, bajo el mando de Soublette. Avisado de la llegada del general Pablo Morillo, Bolívar se va Jamaica; Del Castillo y Bermúdez asumen la defensa; luego de un largo y doloroso asedio la ciudad finalmente cae, Sucre y otros logran huir hacia las islas del Caribe. Retorna a Venezuela, en 1.816, Mariño lo asciende a coronel, pero, tras los sucesos del Congreso de Cariaco, que enfrenta a Mariño y Bolívar, elige el bando de bolivariano y se traslada a Guayana, donde, tras la arbitraria deposición de Piar, es nombrado Jefe de Estado Mayor, bajo las ordenes de Bermúdez, también participa en el fatídico juicio a Piar, que termina con su ejecución.

En 1820, Rafael de Riego, lidera una rebelión en Cádiz, abortando la Expedición de reconquista de las provincias americanas, obliga a Fernando VII a aceptar la Constitución y se instaura un gobierno liberal, que ordena a todos los comandantes de ejércitos españoles en América a firmar armisticios con los rebeldes, a fin de negociar un acuerdo de unión. Morillo, que se siente ganador, acepta a regañadientes la orden y eso permite a Sucre destacarse como negociador del armisticio, así como del loable Tratado de Regularización de la Guerra, que anula la Guerra a Muerte declarada por Bolívar

Ese mismo año se declara la independencia de Guayaquil, como Estado Soberano, y solicitan ayuda a Colombia y a Perú; de Colombia viene Sucre con 650 soldados y con 1400 guayaquileños vence en Yaguachi, pero es derrotado gravemente en Huachi y firma un armisticio. De Perú llega Andrés de Santa Cruz, con una división enviada por San Martín; Sucre asume el mando y triunfa en Riobamba y en Pichincha, 24 de mayo de 1.822, culminando la liberación del Ecuador.

Bolívar llega a Guayaquil el 11 de julio y “para salvar al pueblo de Guayaquil de la espantosa anarquía” declara la desaparición del Estado Libre de Guayaquil y su anexión a Colombia. Sucre como Intendente de Quito, desarrolla una campaña sobre los realistas de Pasto, aquí surge la única sombra de su carrera, por órdenes de Bolívar se desarrolla una dura represión sobre ellos, el 24 de diciembre de 1822, la llamada Navidad Negra de Pasto, con tres días de saqueos, violaciones y ejecuciones de civiles.

Luego de la entrevista de Guayaquil, en la cual Bolívar declina ayudar a San Martín este se retira. En septiembre de 1823 Sucre llegó a Perú, donde forma un ejército con colombianos, peruanos, argentinos y chilenos de San Martín y algunos europeos. Participa con Bolívar en el combate de Junín, luego asume el comando supremo y derrota las tropas del Virrey la Serna en Ayacucho, última gran batalla de las guerras independentistas, donde recibe el título de Gran Mariscal de Ayacucho.

Marcha al Alto Perú, en febrero de 1825, donde ya los bolivianos se habían independizado de España y se encarga del futuro de ese territorio, logrando que se declare como país independiente, tomando el nombre de Bolívar, declarado Padre de la Patria y Jefe Supremo. Bolívar llega en agosto a Bolivia y propone una Constitución, la Vitalicia, que le garantiza la presidencia hasta su muerte, presidencia que delega en Sucre, mientras gobierna Perú, donde también impuso la Constitución Vitalicia.

Sucre gobierna hasta 1828, cuando una insurrección y atentado le indican que su presencia ya no es grata, además, Perú, que ya se había rebelado contra Bolívar y tenía un nuevo gobierno, invade Bolivia y exige la retirada de la tropas colombianas de Perú y Bolivia, que consideran un ejército de ocupación. Esto creó un clima de tensión que culminó con la Guerra Colombo Peruana, donde Sucre, el mejor general de la República, es comandante, finalizando con la victoria de Colombia en la Batalla de Portete de Tarqui.

Cuando Bolívar convoca la Convención Constituyente de Ocaña, Sucre lo apoya, pero cuando los bolivarianos pierden mayoría, Bolívar anula la Convención y se convierte en Dictador, Sucre se retira a Quito, pero regresa a Bogotá en 1830 para presidir el Congreso Admirable, antagonizando con Rafael Urdaneta, que aspiraba presidirlo. Este Congreso aceptó la renuncia de Bolívar, se elige un nuevo gobierno y una nueva Constitución.

En su regreso a Quitó ocurre otro atentado que finalmente acaba con la vida del Gran Mariscal de Ayacucho. Gran pérdida para la República, brillante militar y hombre honorable, motivo de orgullo para quienes han pertenecido a la gran familia mariscalista.

Tabla de contenidos
Compártelo en:
En esta edición
Empresa patrocinante oficial de ASOLICMILAYA
Editorial
¡Más que leer!
Publicidad